viernes, 7 de mayo de 2010

Lecho de dolor


LLAMADA 1:
– Ejem, ejem… ¿Diga?
– ¡Profe! Me llegó tu mensaje, ¿andás mal de la garganta?
– Sí, cof, cof, bastante mal, suspendo la clase, ejem, y…
– Uy, sí, se te escucha re mal…
– Ejem, sí, entre la Graciela Borges y, cof, el Gallo Claudio, ¿no?
– Ja, ja, qué loca que sos. Bueno, tratá de cuidar la voz.
– Sí, eso intento.
– Claro… Por casualidad, ¿vos no te acordás de mi contraseña?
– Ehhh… No…
– ¿Y no me explicás cómo la recupero? Porque no me sale.
– Es que…
– Estoy acá al lado de la compu, vos decime y yo te sigo.
– Bueno… ejem, ejem, tenés que hacer clic en el link de…
– ¿Qué link? ¿Qué era un link?
– Este… cof, un link… cof, donde sale la manito…
MEDIA HORA DESPUÉS:
– ¡Ahora sí, profe, ya entró! ¡Qué fácil!
– Ajjj, cof, cof, sí… ejem, arrrg, qué bien…
– Bueno, nos vemos, que te mejores.
– Mpf, mpf, gracias…
– Y no hables mucho.
– Ehhh…

LLAMADA 2:
– Ejem, ejem… ¿Diga?
– ¿Hola? ¿Mariel? ¿Sos vos?
– Sí, ejem, ando mal de la garganta.
– ¡Ah! ¿Puedo pasar en un rato a llevarte el catálogo?
– No, cof, cof, estoy, ejem, ejem, en cama.
– ¡¿Por?!
– Ehhh… porque ando… cof, cof, mal de la garganta…
– Ah, cierto… ¿Paso mañana, y charlamos?
– No… mpf, mpf, no puedo…
– ¡¿Por?!
– ¡¡¡PORQUE ANDO MAL DE LA GARGANTA!!! Iiijjj, cof, cof, cof…
– Ah, claro… Bueno, ponete bien.
– Gracias, mpf. Te aviso cuando…
– ¡No hace falta! Yo te llamo mañana, así me contás cómo andás.
– Ehhh…

Bendita sea la miel con limón.